Cómo reclamar tu espacio sin culpa
/Anhelaba que llegara junio; un mes que me obliga a bajar la velocidad de la rueda de la vida que gira desbocada y me regala una merecida pausa. Días sin horarios que me permiten reorganizar no solo mi casa, sino también mi mente y mi alma para encontrar el centro de nuevo. Un centro desubicado especialmente después del mes de mayo que estuvo lleno de emociones intensas al ver a mi hija cerrar uno de los ciclos más importantes de su vida y prepararse para comenzar la universidad en agosto.
Junio normalmente me hace sentir ligera, pero esta año viene acompañado de más preguntas que respuestas. Me da el banderazo al comienzo de una época nueva que modifica nuestra estructura familiar y aunque me saca de mi confort, también me llena de ilusión. Sé que la vida es un cambio continuo, pero hay épocas con más movimiento que otras y ésta es una de ellas.
En momentos de cambio es cuando más debo poner atención a no descuidar las rutinas que me hacen sentir bien, ya que si las pongo al final de mi lista de prioridades, impacta inmediatamente en mi salud física y mental.
Para respetar esas rutinas sé que tengo que reclamar mi espacio y en estos meses sin horarios, es todo un reto. Con los años me he vuelto cada vez más asertiva en buscar y encontrar esos momentos, pero ¿realmente me dan lo que necesito?
Esta pregunta la exploramos a fondo en el Summit de creadores de contenido de Responsibility.org en Chicago con la Doctora Pooja Lakshmin, autora del libro: Real Self-Care: Crystals, Cleanses, and Bubble Baths Not Included.
¿Qué me gusta hacer cuando reclamo mi espacio? ¿Realmente disfruto de esas actividades que supuestamente deben relajarme y darme paz o me siento culpable?
Estoy convencida que la maternidad viene acompañada de la culpa. Tenemos tantas responsabilidades que cuando necesitamos un break y reclamamos nuestro espacio, muchas veces nos sentimos egoístas al hacerlo. Sin embargo, a lo largo de los años he descubierto que preocuparme y ocuparme de mi misma, de mi salud y de las rutinas que me dan paz mental no es simplemente por darme gusto, es realmente una necesidad indispensable para mi bienestar y por consecuencia la de mi familia.
Es por eso que me impresionó tanto cuando la Doctora Lakshmin nos empezó a explicar la diferencia entre un autocuidado o self-care genuino y uno falso. Para esto les comparto el ejemplo que nos dio a ver si se identifican tanto como yo:
Nos contó que un día que se sentía saturada de tantas responsabilidades en su trabajo y su casa, decidió tomarse la tarde libre y agendar un masaje en un spa. Acostada en la mesa de masaje empezó a repasar la inmensa lista de pendientes que tenía e inmediatamente empezó a sentir remordimiento de gastar $200 en un masaje. Al terminar, regresó a su oficina y tenía cientos de emails pendientes y decidió contestarlos en ese momento con el remordimiento de no haber sido tan productiva como siempre. Como pagando el precio por haberse ido.
Me identifiqué tanto con esa historia, muchas veces me ataca la culpa en esos momentos de escape y cuando regreso siento la necesidad de compensar, al igual que a la Doctora Lakshmin.
Con esta historia nos explicó que el verdadero autocuidado es un trabajo interior y se ve reflejado en cada una de las decisiones que tomamos durante nuestro día. Aprender a poner límites y contestar los emails pendientes hasta el día siguiente, regresando a su ejemplo, sería un ejemplo de autocuidado real en lugar de darle valor solo a la productividad.
¿Qué estoy tratando de obtener de este tiempo libre? ¿cómo lo estoy utilizando? ¿por qué estoy haciendo esta actividad? ¿realmente me da paz y me hace sentir mejor?
Es ahí cuando me di cuenta de que el verdadero autocuidado está dentro de nosotros y no se soluciona al buscar un escape que nos haga salir corriendo de la casa o el trabajo. El problema con todo el tema de wellness es que nos quieren vender un cierto camino en donde un jugo, un detox o un manicure nos van a hacer sentir mejor, cuando mas bien hay que empezar con un trabajo interior para después trazar nosotros mismos nuestro propio camino e identificar las cosas que a nosotros realmente nos funcionan.
Para ayudarnos a lograrlo la Doctora Lakshmin nos compartió los cuatro pilares del autocuidado real:
1.- Poner límites:
Darnos una pausa antes de responder “sí” o un “no” en una negociación. Poner límites no significa decir siempre que no, es más bien darnos esa pausa antes de decidir al considerar el costo de la respuesta. Ahora, si decidimos que no, que la culpa no sea nuestra brújula moral.
2.- Autocompasión:
Tirar a la basura la gorra de mártir o mujer maravilla y entender la importancia de pedir o aceptar ayuda. Levantar la mano y pedir rescate no nos hace débiles o incompetentes como madres. Hay que entender que esa no es la única voz dentro de nosotros, podemos bajarle el volumen y escuchar más nuestra voz optimista y compasiva.
3.- Nuestros valores:
Explorar dentro de nosotros cuáles son los valores que realmente nos importan y que esos sean nuestra brújula moral para un verdadero self-care. De ahí podremos explorar qué actividades son las que nos regresan a nuestro centro y nos hacen sentir realmente en paz.
4.- Entender el poder de nuestras decisiones:
Cada una de nuestras decisiones nos deben regresar a protegernos y a vivir realmente una vida llena de cuidados personales que nos den fortaleza y bienestar.
El libro de la Doctora Lakshmin se me hizo el regalo perfecto para mi hija que está a punto de irse a la universidad. Estoy segura de que le dará las herramientas para explorar y descubrir cómo vivir un autocuidado real. Este tipo de conversaciones con mis hijos son prioridad en mi familia, pero sobre todo mostrarles con el ejemplo que se vale pedir espacios y poner límites. Este libro puede ser una guía para que ellos también puedan disfrutar de una vida de self-care real, salud y bienestar.
Espero que este libro les guste y les ayude tanto como a mí. Muchas gracias a la Doctora Pooja Lakshmin por compartirlo con nosotros y a Responsibility.org por ser un gran aliado en esta aventura de ser padres.