Cada vez que trato de tener una conversación importante con mis hijos me cuestionó si realmente me están escuchando y si están entendiendo lo que estoy tratando de transmitirles. También me cuestiono si yo estoy realmente poniéndoles atención y escuchando lo que ellos están tratando de explicarme.

Lo que he aprendido con los años es que este tipo de conversaciones nunca suceden en una sola ocasión. En cuanto abres el canal de comunicación, esas conversaciones se convierten en un dialogo continuo que evoluciona en intercambios de pensamientos mucho más profundos y significativos cuando son adolescentes. Lo que a veces me cuesta trabajo es que este tipo de conversaciones suceden cuando menos las espero, como cuando estoy muy cansada a punto de irme a dormir o en cuanto le pongo play a mi serie favorita de Netflix. Sin embargo, procuro que mis hijos siempre se sientan bienvenidos y me siento muy afortunada de saber que nos buscan para pedirnos consejos a pesar de no ser siempre en el momento perfecto.

Ahora, la comunicación con mi hijo en Middle School ha sido completamente diferente a la que tengo con sus hermanas mayores. No sé si sea por la diferencia de género o porque simplemente está creciendo en un mundo completamente diferente al de mis hijas. Es impresionante cómo una diferencia de tan solo cinco años tiene un contraste abismal en cuanto a tecnología y lo expuesto que está mi hijo a todo tipo de contenidos en YouTube, música, películas, programas de televisión y video juegos.

Las palabras o frases que normalmente me funcionaban muy bien para comenzar una conversación importante con mis hijas, no funcionan con mi hijo. Por ejemplo, cuando trato de explicarle los riesgos a los que puede enfrentarse, su respuesta inmediatamente es: “Ya sé cuáles son esos riesgos mamá”. En cuanto siente que lo estoy tratando como niño chiquito, cierra el canal de comunicación inmediatamente.

Por lo que he aprendido que de ahora en adelante es crucial dejarle claro que será siempre tratado como un joven adulto para tratar de mantener ese canal de comunicación abierto.

Otro gran cambio que he notado es que a mi hijo no le gusta tener esas conversaciones en nuestro camino juntos a la escuela. El sentirse atrapado en el coche en esas conversaciones tan serias lo hacen sentir incómodo y sin ganas de platicar. He descubierto que lo que funciona mejor con él es tratar de sacar estos temas mientras jugamos un partido rápido de basquetbol, en lo que sacamos a caminar al perro o cuando andamos en bici juntos, sin embargo, no siempre hay el tiempo para que estos momentos sucedan.

El otro día estaba platicando con mi hijo acerca de los riesgos del consumo de alcohol y otras substancias en menores de edad y me sorprendió mucho descubrir que él ve este riesgo como algo a lo que se va a enfrentar mucho más adelante cuando llegue a High School, sin embargo, le traté de explicar que este es un riesgo al que él ya debe estar listo y que debe conocer cuáles son las herramientas que le van a ayudar a decir que no en este tipo de circunstancias de riesgo.

Es por lo que la semana pasada asistí a un curso virtual acerca de cómo entablar conversaciones con nuestros hijos en Middle School con tres especialistas increíbles de Responsibility.org. La mejor noticia que nos dieron fue que de acuerdo con un estudio que realizaron, los padres todavía somos la influencia más importante en la decisión de nuestros hijos sobre consumir o no bebidas alcohólicas.

Hoy comparto con ustedes los consejos que nos dieron:

• Es importante que nuestros hijos sepan que está bien decir que “No”. Un consejo para que no les cueste trabajo es que tengan una frase ya practicada de qué es lo que van a contestar, o que pongan de pretexto situaciones externas como un partido de futbol temprano al día siguiente o que sus papás los van a matar si los cachan.

• La dinámica familiar ha sufrido un gran impacto de estrés e incertidumbre después de la pandemia. La exposición de niños a bebidas alcohólicas ha aumentado en un 50% y más padres han consumido alcohol en frente de sus hijos. Por esta razón es crucial que les mostremos a nuestros hijos un ejemplo de cómo se debe consumir bebidas alcohólicas de manera responsable. Es importante que nos vean disfrutando un delicioso coctel, en lugar de utilizarlo como un mecanismo para disminuir el estrés. Podemos darles ejemplos a nuestros hijos de cómo manejar el estrés con otras estrategias como salir a correr o caminar.

• Si sus hijos ya probaron las bebidas alcohólicas, es muy importante no avergonzarlos y darles la oportunidad de rectificar su camino. Traten de conservar la calma y tengan una conversación con ellos en donde les puedan dar información concisa y cierta de los daños del consumo de alcohol en menores de edad tratando de contestar sus preguntas. La meta de esta conversación es entender qué fue lo que los presionó a consumir alcohol para poder implementar nuevas estrategias por si se vuelve a presentar de nuevo esa situación.

• Las consecuencias a sus acciones deben ser lógicas y realistas, aunque la comunicación es mucho más efectiva.

• Una pregunta muy común es ¿A qué edad deben empezar a platicar de este tema con sus hijos? y la respuesta es: Si ya lo están viendo, ya es momento.

• Explíquenles a sus hijos la importancia de ser una influencia positiva en su grupo de amigos.

• Asegúrenles a sus hijos que pueden hablarles en caso de estar en una situación de riesgo y que ustedes les ayudarán siempre sin hacer preguntas al respecto.

• Entre más chicos estén sus hijos cuando empiezan a tener este tipo de conversaciones con ellos, más fácil será establecer ese canal de comunicación.

• Es importante que ellos sepan que tienen el poder de tomar la mejor decisión.

• Nunca subestimen el poder que tienen como padres.

Lo que más me llamó la atención de esta charla es que debemos recordar siempre que somos la influencia más importante en nuestros hijos. Que tenemos el poder como padres de tener un gran impacto en la vida de nuestros hijos y esas conversaciones ahora son más importantes que nunca. Nuestras palabras son nuestro súper poder y seguro las recordarán y les ayudarán a enfrentar situaciones difíciles o de riesgo.

El ser padres no es una tarea fácil y cada niño es diferente, pero entre más información tengamos de varias fuentes y especialistas, aumentará nuestra confianza y herramientas para educarlos con amor, propósito y sentido común.

Dicen que cuando tienes niños chiquitos, tienes problemas chiquitos, y con niños grandes, problemas grandes y no podría estar más de acuerdo. Es por lo que la comunicación desde una temprana edad es tan importante.

¡No dejen ir esa oportunidad!

Panelistas:

Phyllis Fagel

Terapeuta en la escuela Sheridan en Washington, D.C. y The Chrysalis Group. Columnista para el Washington Post en temas de familia, educación y autora del libro “Middle School Matters” Phyllisfagell.com

Kimberly Van Dusen

Terapeuta de familia y matrimonio. Especialista en terapia con juego. Theparentologist.com

Rick Birt

Presidente y CEO de SADD (Students Against Destructive Decisions) SADD.org