Si tú no te cuidas, nadie lo va a hacer por ti
Cada año en el día de las Madres recuerdo con mucho cariño a mi abuela. Aunque murió ya hace algunos años, sigue estando siempre presente en mi mente, ya que fue una parte muy importante de mi vida.
Hoy les comparto un poco de nuestra historia juntas y de cómo me dio el mejor de los consejos desde muy chica. Un consejo que ahora que soy mamá de tres hijos, valoro como el mejor de los tesoros y éste fue:
“Si tú no te cuidas, nadie lo va a hacer por ti”.
Con los años he aprendido a poner su consejo en práctica sin culpas y sin explicaciones, pero no siempre fue así, porque como mamá, y también antes de ser mamá, siempre me sentí responsable de tantas cosas, que a veces fue muy fácil dejarme a un lado a mí misma.
Porque sí, sé que tengo 43 años, pero en un mundo paralelo y muy extraño, en mi mente sigo teniendo los 26 años que tenía cuando llegué a Estados Unidos, simplemente ahora están acompañados de un esposo, tres hijos y cuatro arrugas en mi frente que todavía no entiendo bien de dónde salieron.
La historia con mi abuela comienza en la ciudad de México en un matriarcado. Crecí rodeada de dos mujeres fuertes, independientes y maravillosas mi mamá y mi abuela materna. Mujeres que rompieron con el estereotipo de la mujer mexicana de esa época. Mujeres emprendedoras y exitosas. Siempre enteras, siempre completas y siempre fuertes; o por lo menos nunca me dejaron ver sus días obscuros.
Cuando tenía 20 años, trabajaba en una empresa multinacional y estudiaba la carrera de Administración de Empresas al mismo tiempo. Una noche como cualquier otra, entré a mi casa exhausta y sólo escuché a mi abuela decirme lo que todos los días me repetía sin cansancio, "Si tú no te cuidas, nadie lo va a hacer por ti, ¿comiste bien hoy?” "Ay abuela, casi no me dio tiempo, pero ahorita lo más importante es sacar adelante mi trabajo y mis estudios" le contesté. "No, lo más importante eres tú", siempre me contestaba.
Seis años después y con hipoglucemia en mi historial clínico debido a una mala alimentación, seguía sin entender lo que mi abuela me repetía todos los días, "Si tú no te cuidas, nadie lo va a hacer por ti".
En el 2002, mi novio de toda la vida y yo decidimos casarnos e irnos a vivir a la ciudad de Dallas por una oportunidad de trabajo. Recuerdo como si fuera ayer el estar vestida de novia, despidiendo invitados, a unos segundos de irme a lo que sería el principio de una increíble aventura, y de pronto mi abuela se acerca a mí, me da el mejor de los abrazos y me repite lo mismo. "Ahora más que nunca, cuídate, primero estás tu. Si tu no te cuidas, nadie lo va a hacer por ti".
Palabras que se fueron desvaneciendo cuando primero, estaba el trabajo que tenía que sacar adelante en un país y en un idioma que no era el mío. Primero, tenía que asegurarme que mi esposo estuviera contento y que yo estuviera cumpliendo con mis "deberes" de esposa. Primero, estaba el mantener mi casa limpia y bonita. Primero, estaban mis hijos; no había dormido, ni comido bien, pero no importaba, ellos ya se habían ido listos, peinados y perfumados a la escuela, con un desayuno nutritivo en sus estómagos. Primero, estaba todo lo demás, excepto yo.
De pronto, una pausa y un silencio me abrumaron con sólo una pregunta en mi cabeza, ¿y ahora qué sigue?
A los 38 años yo ya había cumplido con todo lo que el manual de mi vida estipulaba. Acabar la escuela, estudiar una buena carrera, tener un trabajo corporativo exitoso, casarme, tener hijos, sin embargo, me invadió un vacío de no saber cuál era el siguiente paso.
Sin darme cuenta, las palabras de mi abuela que se habían desvanecido regresaron más fuertes que nunca, retumbando en mi cabeza. ¡Primero estoy yo! Sin culpas y sin pensar que estoy siendo egoísta. Si yo no me cuido, nadie lo va a hacer por mí.
¿Qué quiero hacer yo? ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento? ¿Qué realmente me gusta? ¿Con qué actividad quiero llenar las 24 horas de mi día?
Por fin entendí por qué de todos los consejos que me pudo haber dado mi abuela, escogió darme sólo uno y repetírmelo sin cansarse hasta los últimos días de su vida.
Fue en ese momento, cuando me dediqué a encontrarle una respuesta a todas esas preguntas y descubrí que la fotografía y la escritura era a lo que realmente me apasionaba. Es por lo que decidí compartir mi trabajo y mi pasión a través de mi blog.
El primero año que lancé Yo Mariana y empecé a dedicarle muchísimo tiempo y esfuerzo, esa satisfacción que yo sentía por mi trabajo empezó a permear sin darme cuenta en felicidad y bienestar a mis hijos y mi esposo de una manera natural y orgánica.
El por fin cuidarme, y pensar primero en mí, me convertían irónicamente, en una mejor mujer, una mejor mamá y en una mejor esposa.
¡Qué sabia eras abuela!
Ahora más que nunca, le voy a dar importancia y prioridad a mí y a mi salud para poderle transmitir a mis hijos el mismo aprendizaje.
Es por lo que hoy quise compartir con ustedes este consejo tan sabio de mi abuela para que nunca olviden la importancia de cuidarse a ustedes mismas y de vez en cuando checar cómo están en todos los aspectos de sus vidas.
Me encantaría saber qué les gusta hacer cuando quieren dedicarse tiempo a ustedes. A mí me gusta mucho sentarme a leer una buena novela o disfrutar de un momento sola cuidándome la piel y poniéndome todo tipo de mascarillas, aceites y cremas.
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¡Gracias Naked Natural por ayudarnos a cuidarnos a nosotras mismas! Porque si nosotros no lo hacemos, nadie lo hará por nosotras.
Post patrocinado por Naked Natural, todas las opiniones, fotografías y comentarios en este post son míos excepto especificado.
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